Quienes
somos

Zonas comunes somos un colectivo artístico coordinado por Virginia Martínez (actriz y gestora cultural) y Sebastián Ramírez (actor y educador social). Comenzamos a trabajar juntos en el ámbito de la cultura comunitaria en Buenos Aires ,Argentina en el año 2009 en la coordinación del proyecto artístico comunitario Circuito Cultural Barracas (www.ccbarracas.com.ar)

En el año 2015 regresamos a la ciudad natal de Virginia, y allí fundamos junto con dos socias, Imaquinaria colectivo de arte para la transformación social, a través del cual coordinan diferentes proyectos como Teatro Comunitario del Gancho, Teatro Comunitario San José, crean espectáculos de teatro foro como “El último selfie del año”, “Cuando el Ebro suena”, “En clase todos callan” entre otros, o proyectos de investigación en nuevos lenguajes como “Azul como una naranja” o “Museo de Objetos ordinarios”.

En 2021 decidimos dar por concluido el ciclo de Imaquinaria y en 2022 creamos Zonas Comunes, entidad dedicada al trabajo cultural para el desarrollo de las comunidades.

Estamos convencidos del poder transformador de las artes y trabajamos en la creación de proyectos culturales en el que las personas y las comunidades sean el centro del hecho artístico. Nuestras producciones siempre están vinculadas con el contexto territorial y social en el que se desarrollan.

Entendemos el arte como un derecho integral, no solo al consumo y por eso desarrollamos proyectos en los que las personas asuman este derecho como tal, siendo parte activa de la producción cultural y la toma de decisiones.

En Zonas comunes sabemos que todas y todos somos esencialmente creativos y que practicar lo artístico mejora nuestra calidad de vida y la de nuestra comunidad.

Otro mundo es posible sólo si somos capaces de imaginarlo primero.

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Los grupos de teatro comunitario son proyectos que responden a la necesidad de juntarnos, organizarnos y expresarnos a través del arte. Parten de la convicción de que toda persona es creativa y que solamente es necesario crear los marcos para que esa creatividad se desarrolle. Una de las facultades más mutiladas en los seres humanos es la capacidad creadora y el permitir desarrollarla es un auténtico cambio personal que también que genera modificaciones en la comunidad a la cual se pertenece.

El teatro comunitario es un proyecto de creación y producción artística que considera que el arte es un derecho. Propone a la comunidad asumirlo como tal y no delegarlo en otros.

Apuestan por la inclusión e integración, y está abierto a que cualquier persona se integre sin importar su edad o condiciones. Son grupos numerosos con edades y condiciones muy diversas.

Son proyectos fuertemente territoriales: entendiendo que el arte y el teatro no deben estar escindidos de la vida de la gente, el desarrollo artístico se produce desde dentro de la comunidad a la que pertenece, relacionando al grupo con la vida social y cultural de su entorno y buscando la complicidad de otros vecinos y agentes del territorio.

Tiene como objetivo la generación de nuevos discursos e imaginarios en la práctica escénica cuestionando los roles habituales de centro/periferia, artista/ espectador docente/alumno etc...

Apuesta por la calidad como elemento transformador y propone la colaboración entre profesionales, especialistas, amateurs, vecinas y vecinos para conseguir espectáculos que generen un gran impacto a nivel artístico.

El objetivo del teatro comunitario es producir ficción con intención de futuro y, desde esa ficción, organizarnos, emitir señales, interpelar e interpelarnos, compartir memoria y sueños colectivos.

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